LOS BENEFICIOS DEL VAPOR DE AGUA


Reza un proverbio vikingo que en la sauna se evapora hasta la ira. Y es que este medio de relajación ofrece incontables ventajas: desintoxica la piel, purifica el organismo, dilata los bronquios, regula la presión sanguínea, mejora el ritmo cardíaco y circulatorio.
Sin embargo, para sacarle el máximo provecho y evitar posibles riesgos hay que conocer muy bien su funcionamiento y si se tiene alguna duda sobre la conveniencia de su uso, se debe pedir consejo médico.
Los característicos baños sauna se toman en cuartos de madera (tanto sus paredes como los asientos se construyen de este material), que contienen una estufa alimentada originalmente con leña, hoy con electricidad. Ésta calienta piedras, a las que se arroja agua para generar vapor, intensificar el calor y estimular la transpiración. El calor dilata los vasos capilares de la piel para mantener la presión sanguínea, que en un principio tiende a disminuir. El ritmo cardiaco aumenta hasta multiplicarse por dos y hasta por tres. Esto se traduce en un incremento de la circulación en la superficie de la piel, parecido al que se origina cuando caminamos rápido.

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